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¿Ha llegado por fin un esperanzador nuevo amanecer para el cambio y la prosperidad en Gibraltar o el acuerdo alcanzado sobre el territorio de Gibraltar no es más que otra ronda de promesas políticas vacías?
En un artículo que publicamos el año pasado (Las recientes negociaciones sobre los controles fronterizos de Gibraltar tras el Brexit: ¿Un falso amanecer?) hablábamos de una nueva oleada de reuniones políticas y negociaciones entre la UE, el Reino Unido y España sobre el disputado territorio de Gibraltar. Finalmente, más de un año después, tras una breve reunión entre el comisario europeo Maroš Šefčovič, el ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, y el ministro de Asuntos Exteriores del Reino Unido, David Lammy, junto con el ministro principal de Gibraltar, Fabian Picardo el 11 de junio de 2025, se alcanzó un acuerdo que esboza los aspectos políticos clave de un acuerdo sobre Gibraltar.
Este acuerdo llega en un momento interesante para las relaciones entre el Reino Unido y la UE, ya que hace tan sólo unas semanas, en el mes de mayo, se celebró una cumbre en la que se revisaron algunos puntos clave de su relación (para más detalles, consultar este artículo), y se comprometieron a aportar seguridad jurídica y certidumbre a la situación sin comprometer la soberanía británica de Gibraltar, que ha sido un punto de fricción durante todas las negociaciones anteriores, especialmente dado el controvertido estatus de la zona.
La Declaración Conjunta emitida como resultado de la reunión y posterior acuerdo entre las partes hace especial hincapié en la “prosperidad” (término que se repite tres veces a lo largo del documento de una sola página), que se fomentará en (i) la eliminación de las barreras físicas y (ii) una reducción y modificación significativa de los controles de entrada y salida de personas y mercancías del territorio.
La Verja
Desde su construcción en 1909 por parte del Reino Unido, la verja de 2,5 metros de altura y 1,2 kilómetros de longitud que separa Gibraltar de La Línea de la Concepción (municipio español vecino) ha sido un constante punto de fricción tanto para el Reino Unido como para España. También ha tenido un pasado bastante escabroso ya que primero fue vista por España como una forma de que el Reino Unido anexionara otras 106 de las 156 hectáreas originales de terreno neutral que había entre ambos territorios, y luego, en 1969, se cerró completamente por orden de Francisco Franco en respuesta a la Orden Constitucional de Gibraltar de 1969, y permanecería cerrada durante más de 13 años desde entonces hasta que se reabrió gradualmente a partir de 1982 para preparar la adhesión de España a las Comunidades Europeas. En consecuencia, los planes para eliminar finalmente la Verja en virtud de este nuevo acuerdo serán sin duda una buena noticia para muchos, dado que no solo facilitará de forma pragmática la incorporación de Gibraltar al Espacio Schengen de la UE -un compromiso asumido en 2020- sino que también es una señal de progreso hacia el fortalecimiento de las relaciones entre el Reino Unido y España con respecto a Gibraltar, al eliminar esta frontera dura e innecesaria y todo lo que históricamente ha llegado a representar.
Circulación de personas
La destrucción de la Verja y la consiguiente reintegración de Gibraltar en el espacio Schengen de la UE tendrá un efecto especialmente positivo para quienes deban cruzar la frontera a diario. Se calcula que cada día cruzan la frontera unas 15.000 personas, en su gran mayoría trabajadores españoles que se desplazan a Gibraltar por motivos laborales. Actualmente, estas personas deben someterse a controles fronterizos a la entrada y salida de Gibraltar, lo que puede suponer largas colas y retrasos ocasionales y, al fin y al cabo, parece una molestia innecesaria, sobre todo teniendo en cuenta que estos cruces se producen a diario.
Por otro lado, la flexibilización de esta frontera terrestre, evidentemente, tiene repercusiones en los controles efectuados en el puerto y el aeropuerto de Gibraltar y ha sido, hasta ahora, una cuestión un tanto polémica. Una vez que Gibraltar vuelva a ser considerado parte del espacio Schengen, será necesario llevar a cabo un doble control fronterizo en estos otros dos puntos de entrada al territorio: los controles habituales realizados por las autoridades gibraltareñas y, además, nuevos controles para el espacio Schengen, a cargo de las autoridades españolas. Aunque esto se ha comparado con la presencia de las autoridades francesas en la estación de St. Pancras para el servicio Eurostar, sin duda será raro ver a agentes españoles en la frontera de lo que sigue siendo un territorio británico. Una de las repercusiones de tal sistema será que los ciudadanos británicos que han superado los 90 días de estancia permitida por Schengen ya no podrán entrar en el territorio de Gibraltar; se trata de un caso marginal, pero este nuevo precedente podría reabrir antiguas heridas.
La circulación de mercancías
El tratamiento de las mercancías que atraviesan o entran en Gibraltar es la otra área en la que se centra la Declaración Conjunta. Aunque en general ha atraído menos atención mediática que la circulación de personas, podría decirse que implica un equilibrio mucho más intricado entre las partes. La principal novedad es la promesa de una futura unión aduanera entre la UE y Gibraltar, presumiblemente similar a las que existen ya entre la UE y micro-estados como Andorra y San Marino. Además, como parte de los preparativos para dicha unión aduanera, ambas partes se esforzarán por cooperar en la convergencia de sus políticas aduaneras, eliminando los controles sobre las mercancías que transitan por la región y revisando la fiscalidad. Pocos días después de la reunión y de la publicación de la Declaración Conjunta, Gibraltar acordó aplicar un impuesto sobre las ventas de bienes del 15%, al parecer denominado «impuesto sobre las transacciones» de mercancías, en un plazo de tres años a partir de la ratificación de este acuerdo. De este modo, el tipo de los derechos de importación de Gibraltar no será inferior al más bajo de Europa, que en la actualidad es el de Luxemburgo, con un 17%, dado que el tipo inicial del 15% al parecer aumentará un 1% cada año durante los dos años siguientes a partir de la mencionada fecha de ratificación. Esto parece contradecir la postura adoptada por el Ministro de Asuntos Exteriores del Reino Unido, David Lammy, quien declaró ante el Parlamento británico que Gibraltar “no aplicaría el IVA y mantendría su soberanía fiscal”, y plantea cuestiones más amplias en torno a la prolongada discordancia entre los mensajes del Reino Unido y Gibraltar sobre este tipo de asuntos.
“Parece que Gibraltar se escapa cada vez más del dominio británico” – Esta afirmación final de nuestro artículo anterior es más pertinente que nunca en este caso, ya que este nuevo acuerdo pretende facilitar las relaciones con la UE y España, pero inevitablemente aleja a Gibraltar jurídica y fiscalmente del Reino Unido.
Como se desprende de este breve resumen, aún quedan muchos detalles relativos a las implicaciones jurídicas más amplias de estas propuestas, y será interesante ver cómo se legislan, tanto en el futuro tratado que se elabore como en la propia legislación de cada una de las partes implicadas; y sólo entonces podremos tener una visión clara de cómo este acuerdo puede afectar realmente a Gibraltar y a las relaciones entre el Reino Unido y la UE y entre el Reino Unido y España en general.
Oliver Hobson
Vilá Abogados
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20 de junio de 2025